Suelen surgir melodías en nuestras mentes: creaciones propias, rebosantes de vida. A veces uno las deja venir y marcharse. Unas se resisten, quedándose. Otras se van, pero vuelven. Lo cierto es que no te puedes liberar de su aguijón hasta que les asignas letras propias. Entonces es como si cumplieran su propósito. Existirán en la memoria del dueño de sus letras. Saben que su vida durará lo que dure la nuestra. Sin embargo dejaron una huella imborrable, algo sempiterno: ellas fueron las que inspiraron unas líricas, que como el alma, nunca morirán. ¡Disfruta mi colección de canciones! Atte.: El autor
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