Diego, aquel debilucho peli-azul marino acabó enamorándose de quien menos le convenía: Su mejor amiga.
No por que fuese mala persona, es más, era todo lo contrario. Era la chica más dulce y tierna que él había visto en su vida. Consentida por su mejor amigo, no podía vivir sin un abrazo reconfortante de los suyos, después de andar llorando por ahí por sus enamoramientos fallidos.
Lo peor es que entre abrazo y abrazo, Diego acabó desplomandose a sus pies.
A los pies de la chica más inocente e ingénua que había visto nunca, además de estar algo loca, con la que siempre la tomaron precisamente, por ese exceso de niñez en 4º de ESO.
Solo le queda sobrevivir a ella y a sus pestañeos mortíferon - los que lo dejaban sin respirar por un largo rato- , si es que quiere llegar a vivir más de los 20.
Cómo sobrevivir a Sarah #1