Bakugo no se da cuenta de cuánto sus acciones hacen daño. No se da cuenta de a quien le está haciendo daño. Y no se da cuenta, que aprecia tanto a Kirishima. No intenta mejorar. Disfruta el poder y la sumisión. Y Kirishima lo ama, para bien o para mal. Pero ahora Eijiro, su dulce Eijiro, ya no está. No volverá. Y nadie puede detener la venganza que se avecina. Manchando las calles de rojo (Esta historia empieza en el campamento, cambiando aspectos de la historia para hacer funcionar la trama)