Bailar era lo único que me hacía sentir viva. Lo hacía en cada momento que podía, pero mi momento favorito era cuando la profesora Martí me dejaba usar el estudio luego de horas de clase para seguir practicando. Una vez, mi mejor amiga, con quien compartía el piso, apareció allí buscándome. Eran las dos de la mañana y yo seguía enfrascada entre piruetas y saltos, mientras me dejaba llevar por la música.
Bailar era lo único que me hacía sentir viva. Hasta que apareció él, con aire misterioso y mirada oscura. Con sus tatuajes siniestros, que llenaban su cuerpo contando historias increíbles para mí. Siendo un Dios en todo su esplendor, lleno de violencia y sangre en sus manos. Y aquello, no era lo que quería para mí, era lo que necesitaba.
Bailar no era lo único que me hacía sentir viva. Ares también tenía el poder de hacerme sentir así, aunque mi vida estuviese corriendo peligro.
Werewolves and vampires don't mix, or that's what Kieran Callisto, a seventeen-year-old vampire, has believed all his life - until he falls for the Alpha's son.
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When Kieran meets his new classmate, Mason Kane, he bristles with an unexplainable disdain. Soon it becomes apparent why: Mason is a werewolf. But when a fight turns into a sudden kiss that neither expects, Kieran's feelings for Mason turn to attraction in an instant. None of it makes sense - vampires and werewolves are supposed to be mortal enemies, so why does Kieran find Mason so irresistible? He knows that each kiss is dangerous, each bite is unpredictable...