Estoy despidiendo mis 20 años y como todos los años, un día antes de mi cumpleaños, me encuentro haciendo un balance de mi vida. Sentada sobre la cama de dos plazas y con una taza de té analizo mi situación, miro para atrás y al hacerlo no puedo identificar si mi vida era más triste antes o ahora. Observo a mi alrededor, este departamento de lujo en el que estoy viviendo junto a mi futuro marido, y pienso, que si estuviera soltera, tal vez estaría en un departamento de dos ambientes o los conocidos "caja de zapatos".
Hace dos años se cruzó en mi camino un hombre seis años mayor que yo del cual me enamoré locamente, o eso creo haber sentido. Al principio se mostraba cariñoso aunque puede haber sido producto de mi ceguera del amor, y en realidad, siempre fue la misma persona fría que nunca me quiso. Y al pensar esto, mi pulso falla y el té termina derramado en las sábanas blancas y arrugadas de la noche anterior. Cierro los ojos, respiro y los vuelvo a abrir. Sigo sentada y más tarde me ocuparé de cambiar las sábanas y hacer la cama. Prosigo con mis reflexiones y ahora miro una foto que se encuentra colgada en la pared. Estamos él y yo en una fiesta, ambos sonriendo, pero hoy puedo darme cuenta que su sonrisa es una sonrisa falsa.
Hace un año atrás, un día como hoy, me puse a pensar que era lo que deseaba desde siempre y mi sueño de toda la vida era casarme a los veintiuno. El año pasado al soplar las velitas, uno de los tres deseos que pedí fue ese. Y hoy puedo decir que se me cumplió, ya que estoy a dos semanas de casarme. Pero creo que en ese deseo que tengo desde pequeña, me olvidé de especificar la parte de casarme con alguien que me ame. Y probablemente sea ese uno de los deseos que pida mañana, un hombre que me valore y que me ame. No sé si pensar en otros dos deseos o hacer trampa como cuando era chiquita y pedir lo mismo tres veces, creyendo que tal vez, de esa manera, sea más probable que se me cumpla.
Quizás te habían dicho que es un abogado novato, pero no es verdad. Es el diablo en persona: ruso, millonario, codiciado, peligroso y sin escrúpulos. Así se describe Cassian Rostov, un abogado de la mafia. Las leyes del abogado perderán su rigidez cuando él se encuentre cautivado por la esencia de una mujer que, a pesar de su apariencia juvenil, posee la fuerza y la pasión capaces de derretir hasta el corazón más endurecido." En el mundo sombrío de la mafia, la debilidad toca a la puerta de un abogado temido: una chiquilla inocente que despierta un amor prohibido."