Me enloquece, sabes, pensar que puedo enamorarme de ti, llegarte a necesitar, que te vuelvas indispensable a mis ojos y mi corazón.
Eres tan fría, tan indiferente; noto muchas veces tu ausencia en los días, en las horas, en los minutos...
Me cuesta mucho comprenderte, saber lo que quieres, saber lo que piensas.
Me dices muchas cosas, me cuentas tus temores, el miedo a enamorarte. Pero, viéndome a los ojos, me dices, me gustas...
Me derrite tu sentimiento en esos instantes y me aferro a a esas pequeñas palabras que llenan mi alma.
No sé qué pensar, no sé qué sentir...
Pero debo confesar, que me aterra a entregarme, a depender de ti.