Cuando la miro mi corazón se acelera, ahí posada en esa cama imploro sus manos y me derrito ante sus caricias, sus ojos cerrados y el sol en su rostro hace que brillen sus pestañas, me doy cuenta de que así me quiero despertar el resto de mis días. Cuando abre sus ojos me mira y sonríe. Sus ojos me hipnotizan, cuando los miro entro en otro mundo donde solo ella y yo estamos, donde podemos estar a solas y vivir eternamente malditos.