Melanie era una niña, que como casi todas, soñaba con ser una princesa y tener su príncipe azul. Pero con el paso los años, se dio cuenta de que la vida real no es como la pintan en los cuentos de hadas. Madura, y deja de creer en el amor. Empieza a pensar que es un sentimiento cruel que solo consigue hacernos daño. Decide no enamorarse y tomar las riendas de su propia vida, hacerse cargo de sus propias decisiones sin tener que depender de nadie. Pero a veces, como cuando quiso vivir en un cuento de hadas, lo que queremos no es siempre lo que se cumple. Dicen que cada persona es un mundo y cada uno elige cómo es el suyo, pero ¿qué pasa cuando tu mundo depende de otra persona?