En un mundo envuelto en misticismo, donde las criaturas no son solo compañía, sino fragmentos vivos del alma, Brendan y Alanah se habían unido desde los diez años. En ese universo arcano, a cada persona le llega un momento crucial: un animal los elige, enlazándose con ellos en un vínculo profundo, tan emocional como mental. Este lazo concede poderes insospechados, transformando al guardián y a su elegido en un solo ser en dos cuerpos. La sociedad celebra la fuerza de estos vínculos a través de competencias, un ritual antiguo y solemne, donde los guardianes y sus compañeros enfrentan pruebas que desafían tanto su destreza como su lealtad. Alanah, impulsada por una determinación feroz y un talento único, dedicó su vida a entrenar a los jóvenes y sus guardianes. Pero en algún momento, su camino se torció. Se adentró en senderos oscuros y desconocidos, rutas prohibidas que parecían susurrarle secretos perdidos. Ese nuevo rumbo, impregnado de sombras y misterio, la alejaba de lo que una vez amó, arrancándole de las manos lo más valioso que poseía.