La soledad es un sentimiento que nos llena de tristeza de dolor y de desesperación. Pero... ¿Qué pasa cuando esa soledad es una opción? Cuándo por decisión propia quieres estar solo. En esta historia, podremos ser testigo de la vida de dos diferentes personajes, cuyo destino termina uniéndolos de manera inesperada. Lujos, dinero, exuberancias, ambos tenían todo a manos llenas. Pero... ¿Las cosas materiales pueden remplazar la carencia de afecto? Las constantes peleas y las difíciles vidas que a cada uno le tocó vivir, los llevaron a cambiar, a tomar decisiones drásticas y esas decisiones cambiaron sus solitarias vidas. Cada uno disfrutaba su soledad, pero... cuando conoces a alguien especial, cuando esa persona te saca de tu monótona vida, cuando esa persona está igual de rota que tú, llegas a ese punto en que ya no quieres estar solo y esa soledad que antes no te molestaba, se vuelve amarga y asfixiante. Hasta que, sin darte cuenta, dejas de estar solo.
El amor nace en los lugares menos pensados y con las personas menos pensadas.
Caminé esos pasillos una y otra vez esperando un milagro ¡un mes en coma desde su accidente!, pero hoy no sería un día igual a los otros algo no andaba bien.
Pero la vida me tenía reservada un gran amor.
Desde que lo conocí nunca lo había mirado de otra manera más de lo que era un amigo, pero por alguna loca razón algo de el con el tiempo me atrapó.
Había escuchado Muchas veces y leído en Internet historias de amor donde decían que la primera vez que se vieron supieron que debían estar juntos, ¡obviamente no creía en eso! con mi primer amor no fue así, y con el tampoco, pero comprendí que el día que dejé de verlo como un amigo y lo vi como un hombre me enamoré de él inevitablemente.
El era mi amor a primera vista.
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¡¡Advertencia!! Esta historia contiene escenas de sexo explícito.
Antes de leerla tenlo en cuenta si te resulta ofensivo este tipo de escenas.