"¿Quién pondría a su hija de nombre «Luciana- Laura»? Era ridículo. Me habían contado que mi madre había tenido una hermana que se llamaba Luciana y que había muerto con tan solo ocho años. Mi madre y mi tía Luciana siempre estaban unidas, y creo que siempre estuvo en su corazón, a tal punto de marcar el nombre en el mío propio.
Laura es otra historia. Mi padre lo tenía muy claro cuando se casó con mi madre. Cuando tuviesen una hija, la llamarían Laura."
De ahí salió mi tercer nombre común.
Me llaman Lula.