Mis padres nunca tuvieron dinero, no me crié con las mismas oportunidades con las que mis nuevos compañeros de colegio lo hicieron, para mi familia, el éxito no fue heredado, si no construido, con nuestras propias manos, con sudor, y horas de estar en nuestro taller mecánico, ganando respeto y prestigio.
Yo no crecí jugando a las muñecas, crecí armando y desarmando motores en el patio de casa, alcanzándole las herramientas a mi padre mientras el trabajaba, crecí bajo las burlas de mis compañeras de colegio por tener las manos o la ropa manchada con grasa y no mi ropa planchada y las uñas con barniz, crecí así, y así aprendí a ser feliz y aprendí a amar a los coches.
Mi familia tuvo malos momentos económicos, pero hace algunos años nuestro taller comenzó a crecer, a obtener mas renombre, prestigio, ahora no solo arreglamos autos regulares, también arreglamos autos de carrera, o autos de alta gama.
Para mis padres, alejarme de mi antiguo colegio, era una prioridad, no es que los colegios públicos sean los mejores para educar a tus hijos, ni que el entorno sea muy favorecedor, así que, por mas que chille, grite o patalee, mañana comenzaré mi último año escolar en el Instituto Colvack... donde los niños ricos, y las barbies malcriadas conviven día a día en su mundo de fantasía.