Cuando cumplí 9 años, mi abuela me hizo un regalo de poder: el dón de controlar y utilizar los sueños para vivir experiencias increíbles; la posibilidad de tener una experiencia de ensueño tan real como en las horas de vigilia. Pronto esta habilidad escaparía a mi control. Una historia inconclusa que se escribe improvisadamente, sin saber aún que camino tomará la historia en el futuro. Así que, en la línea de su título, yo la llamo 'El arte de perderse escribiendo'.
4 parts