¿Qué quieren que les cuente? Mi nombre es Hanna, desde mis 16 años tenía esta sensación de tristeza y vacío que no desaparecía por más compañía que tuviera, sentía que la mayoría de personas que recurrían a mí lo hacían por mi fama de inteligencia y disciplina, estaba cansada de eso, estaba cansada de la gente hipócrita por lo que decidí " rebelarme" como dirían mis padres, cambié mis gustos musicales, mi forma de vestir y hasta de expresarme. Me gustaba la adrenalina que sentía cada vez que hacía algo incorrecto o ilegal, dejé de asistir a clases y dejé de ser la nerd de la clase. No me había percatado de la rabia que tenía contra la sociedad hasta que empecé a dañar a todas aquellas personas que de alguna forma habían destruido lo mejor en mí, a pesar de que el sentimiento de autosuficiencia se había convertido en mi diario vivir todo cambió el día que me encontré con mi yo anterior pero en versión masculina: Ian. Inmediatamente lo odié, detestaba el hecho de que me recordaba lo mejor y lo peor de mi vida, lo odiaba por hacerme tambalear en cuanto a mis ideales. Se supone que en las historias de amor el chico siempre es el malo y mirenme a mí, cambiando el cliché de todas la historias del mundo mundial. En un principio me gustaba hacerle daño, pisotear sus sentimientos, quería matar sus esperanzas en la sociedad, hasta que un día me pregunté ¿Le estoy haciendo daño a él o me lo estoy haciendo a mi?