Las hadas de la Luna dejaron de existir hace cientos de años. Su don era el más importante de entre los dones, de hecho, era tal su importancia, que gobernaban el Reino de las Hadas. Las hadas menores, ciegas de envidia, las cazaron una a una, hasta hacerse con la soberanía. Cuenta la leyenda que solo una sobrevivió, y que legó su poder a su única descendiente, aquella que debería retar a las asesinas de sus antepasadas para así volver a gobernar, o morir en el intento.