Ella es el regalo más bonito, más hermoso que me pudo mandar el destino. Aún no puedo creer que estemos juntas, es tan increíble y fantástico, como vivir en un gran pedazo de roca que gira alrededor de una enorme bola de fuego; sin embargo, henos aquí, viviendo en el pedazo de roca que gira alrededor del sol, y ella entre mis brazos, rizándose de placer, con la cabeza hacia atrás, los ojos cerrados y mi nombre saliendo de entre sus labios como una plegaria.