Soy Jessica Winchester… si Winchester pero no tengo ningún grado de parentesco con Sam y Dean, aunque admito que eso sería genial, es fácil pensar que soy una adolescente normal cuando eso no puede estar más lejos de la realidad, años atrás fui atacada y secuestrada por un hombre que buscaba venganza.
Soy lo que muchos podrían llamar “la hija perfecta” o “la chica modelo” pero nadie en realidad sabe que es una máscara, una forma de ocultarme y mantenerme a un brazo de distancia de los demás, lo cual es triste ya que no puedo ser sincera ni siquiera con mi mejor amiga.
Nadie puede ver que tan rota realmente estoy, o eso es lo que pensaba hasta que él llego a mi vida para quedarse.
Adam definitivamente me saca de mis casillas con más rapidez de lo que se consideraría normal, temerario, sarcástico, irresponsable, divertido, ardiente como el infierno, con esa sonrisa que derrite el corazón y ojos que ven mi alma, el llego para repararme.
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Un pueblo donde no se recibe con mucha gracia a los recién llegados así que cuando Los Steins se mudan a su lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad.
Los Steins son adinerados, misteriosos y muy elegantes. Lucen como el retrato perfecto de una familia, pero ¿Lo son? ¿Qué se esconde detrás de tanta perfección? Y cuando la muerte comienza a merodear el pueblo, todos no pueden evitar preguntarse si tiene algo que ver con los nuevos miembros de la comunidad.
Leigh es la única que puede indagar para descubrir la verdad, ella es la única que puede acercarse al hijo mayor de la familia, el infame, arrogante, y frío Heist.