Dulce es diferente desde el día de su nacimiento. Su naturaleza la convierte en una entre un millón. Pero eso no la hizo sentir especial. Muy al contrario, la obligó a vivir en una burbuja que la protegía del mundo, y de ella misma. Tras la muerte de su madre, se ve obligada a vivir bajo el techo de su padre; un hombre con el que hace trece años que no tiene contacto y al que solo puede reprochar su abandono. Pero tras las puertas de su impuesto hogar, se abrirá para ella un nuevo mundo lleno de oportunidades e inesperadas experiencias. Entre ellas, las del amor. Christopher es un hombre que ha sabido transformar las desgracias en oportunidades, y hacerse fuerte donde otros habrían fracasado. Se ha forjado a si mismo y se cree seguro de todo. Hasta que una chica con los ojos más hermosos que haya visto jamás, lo desmonta haciendo que se replantee sus metas y sueños. Cautivo de la dulzura y la aparente fragilidad de Dulce, decidirá descubrir junto a ella que no hay muros que el amor no sea capaz de derribar.