- ¿No vas a hablarme? - mi voz suena fuerte. El me mira de reojo pero aun con ese gesto de asco y desprecio vuelve a apartar la mirada. - Muy bien, genial, ¿pues sabes que te digo? que te den, yo tampoco voy a hablarte a partir de ahora - me cruzo de brazos para dar mas realismo a mis palabras y sin que pasen a penas segundos veo a Pablo sonreír. - Niña de papá, tanto tu como yo sabemos que eso no va a ocurrir - se burla de mi. Le miro enfadada y chasco la lengua - .Hablas más que respiras - el colmo. Seguimos caminando por la preciosa y romántica calle únicamente iluminada por la tenue luz de las farolas hasta que Pablo frena en seco con la mirada fija al frente, sigo con la mía su dirección y sin comprender nada hablo pegándome tímidamente, y por seguridad, un poco al chico de ojos verdes esmeralda que tengo al lado. - ¿Quiénes son, Pablo? - pregunto, pero el chico me manda callar - ¿quiénes son? - repito comenzando a asustarme, este me susurra que me oculte. A pesar de odiarle me escondo tras él y me aferro fuertemente a su brazo para encubrirme al máximo de esos hombres encapuchados que se acercan a nosotros con paso firme. - En cuanto yo te haga un señal sales corriendo y sin mirar atrás - susurra Pablo con esa frase tan típica de las películas - oigas lo que oigas - dice este poniéndose delante de mi para que los tres hombres que se acercan a nosotros no me vean, comienzo a darme cuenta de la situación en la que me encuentro tan solo con oír el tono de voz de Pablo, el cual lleva días sin hablarme, prácticamente nada, por una razón totalmente inapropiada, no tenía el derecho a no hablarme por un mísero... Dejo de pensar al notar el tacto de la mano de Pablo sobre la mía, indicándome que debería salir corriendo ya pero por mucho que quiero mis piernas no reaccionan. {Aunque no queramos, el pasado siempre acaba volviendo al presente y destrozándolo todo}All Rights Reserved
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