Hace miles de años atrás, la humanidad estuvo al borde de la extinción pero no precisamente por una enfermedad, una pandemia o algún otro factor.
La tierra era fértil, un buen hogar para futuros descendientes que dejaron de nacer, las personas se hacían cada vez más ancianas y los nacimientos eran escasos. Por ello, un grupo de personas de las familias más influyentes del mundo de esa época y dinastias reales, se reunieron para poder evitar el fin de la humanidad.
Decidieron que traerían más niños al mundo a los cuales les crearían un futuro desde su concepción con la única finalidad de un compromiso a los 16 años de estos, sellado con los tatuajes de números en romano, diera como resultado más niños.
A pesar de los años pasados, esta ahora "tradición" aún se conservaba entre las familias influyentes del mundo.
Minerva estaba destinada a seguir esa tradición, pero antes de ser una esposa, quería ser una importante capitana o incluso coronel de una fuerza militar especializada en la protección del mundo y las dinastías reales.
Considerada la diosa del olimpo en carne y hueso, curvas de infarto, un par de ojos azules que transportaban a cualquiera al mismo cielo.
Con una vida tranquila, un buen trabajo y un novio deseado por muchas, pero llega un nuevo sargento a la central, soberbio y considerado otro dios del olimpo en carne y hueso con un par de ojos penetrantes que siempre esconden algo.
Nathaniel Ainsworth, el pecado andante en la tierra con una sola idea en la mente, destruir a quien se interpusiera en su camino...
Minerva debe decidir entre lo correcto o incorrecto, pero a la vez debe concentrarse en llegar a su meta
Destinados a conocerse. Un comando los reúne, pero los números tatuados en la piel, los condenan algo insano.
Ambos solo quieren una cosa y es luchar por el puesto mayor. Ninguno dará el brazo a torcer.
Tratar con mafias y criminales es fácil, tratar con Nathaniel es un gran reto.