Recuerdo aquella canción que me hacía sentir demasiado satisfecha con la letra haciéndome recordar la falta de paternidad que me faltaba, no era una santa, mi virginidad había pasado como el agua tras haberla perdido con mi primer novio el cual no mostró nada del otro mundo haciéndome sentir la falta de acto y movimiento en la cama. Pero ese fascinante cuerpo que había visto sólo una vez era lo que mis hormonas necesitaban, saciar ese apetito extrañamente necesitado cuando de su boca protestaba palabras como... " Adelante, llora mi pequeña niña nadie lo hace como tú, se cuanto te importa, Se que tienes traumas paternales. Y si fueras mi pequeña niña, haría todo lo que pudiese, para ir y esconderme contigo. -gemia de placer - Adoro que tengas traumas paternales porque yo también los tengo".