El día era tan bonito. El nefelismo presentaba formas blancas de lo más puras pero escuetas, revelando tras él un precioso cielo azul. El olor a naturaleza y el sonido de los grillos suponían un preludio a la calma. Lo recuerdo como si viviese el momento, aunque me lleno de impotencia cuando sé que no podré vivirlo más. Aún recordaré a las flores observarme y al canto de la brisa mecerme en su burbuja.All Rights Reserved
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