Él lo sabía, o bien lo había visto, no se trataba del temor a la muerte sino el temor a perder todo lo que le era amado, su poder, su gente, su tierra incluso él misma y sin embargo eligió combatir y padecer, sacrificándolo todo para que ella pudiera vivir. Sabes aún lo recuerdo cubierto de sangre con una melancólica sonrisa en aquel campo de batalla solitario, rodeado de armaduras y espadas rotas, se trataba de un escenario completamente rojo y negro, pero él seguía en pie estaba blandiendo la espada, tal vez lo que me trae dolor recordando ese día, no fue ese mundo lúgubre sino... el golpe muerto de su espada cayendo en la tierra y aquel grito desgarrador que le lanzo al cielo maldiciéndolo, porque contrario a lo que se puede creer no había ganado pese a haber mermado a sus enemigos, había perdido en su misión de proteger a la única persona que lo había amado, esa misma por la que alguna vez atravesó tierra y mar había muerto en sus brazos, esos que como de un niño asustado ahí frente a mis ojos intentaban revivirla con sacudones y gimoteos mezclados con su nombre ¿Te preguntas porque empiezo por el final?, porque no lo es, simplemente es como yo los conocí, se trata de la primera vez que pude verlos de cerca. Y te voy a explicar porque logre sentir su dolor