Aquellos pensamientos que aparecen de la nada, anhelos que queremos, deseos profundos que imaginamos, suelen ser nuestra perdición. Despiertan instintos desconocidos, que hacen que la vida nos devore hasta volvernos autodestructivos. Pero, ¿Qué es lo que realmente nos consume que hace que queramos desaparecer? ¿Hay escapatoria para volver a la calma?