·Primera semana. Me encerré en mi cuarto. No pienso salir...porque se pueden arrepentir. ·Un mes después Otro día más sin saber que día es. El sol sigue brillando a través de mis cortinas azules. Estoy perdido. Desorientado. Me falta algo. Tal vez ella. ·Cinco meses después. Las pastillas dejaron de funcionar. Las voces vuelven a susurrar. ¡Necesito verla ya! Pero ella se puedo asustar. Y lo último que queremos es ver correr sangre ¿Verdad?