- ¿Qué carajos te pasa? - gruñó frente a mi. - ¿En serio? ¿Realmente no lo sabes? - pregunté mirándolo con incredulidad. - ¡¡Ya me cansé!! - dije resaltando lo obvio, para luego suspirar y bajar el tono. - Ya crucé los límites que uno cruza cuando se empieza a humillar.