Hay días en los que solo sé que existo, pero no sé ni entiendo el para qué; será porque nada es fácil, porque tantas cosas tienen que doler. Con cada derrota que nos brinda la vida se nos queda un poco de alma allí donde perdimos, porque sabemos que lo dimos todo pero por alguna razón había una lección que aprender y así pasa tantas veces en las que dejamos hasta el alma en algo, en alguien y terminamos sufriendo y perdiendo como tantas veces. Como seres humanos que somos tendemos a que nuestras emociones y sentimientos cambien frecuentemente y sin duda alguna hay cosas que nos marcan más que otras. Algunas veces superar es fácil y otras veces es como si todo se arraigara tan adentro y tan profundo en nuestros sentimientos que sentimos que se nos va la vida, las ilusiones y la felicidad; es horrible sentir ese vacío inllevable que se adueña de nuestra personalidad pero somos felices y soñadores cuando las cosas van bien, cuando el amor aviva y nos llena de fantasías y cuando nuestros propósitos van dando los resultados que esperamos. Me gusta escribir porque lo que solo se dice, se olvida, son palabras que se las lleva el viento y que después nadie recordara; escribo para desahogarme de todo aquello que me pasa y que a lo mejor nadie a mí alrededor sabe. Pasamos por tantas cosas que a lo mejor y olvidamos muchas pero hay ocasiones en las que hasta un simple olor nos transporta al pasado, a la infancia o a algún episodio de nuestra vida. Creo que una de las razones por las cuales amo tanto la música es porque me ayuda a recordar, me transporta al pasado o me hace recordar lugares y personas; la música activa mi memoria y aviva mis emociones. Hoy escribo muchas cosas que no se si algún día la gente leerá con aprecio o si por lo contrario nadie les tomara importancia y terminen por convertirse en olvido, en simples palabras sin importancia o equivocadas o si simplemente todo lo que escribo se convertirán en solo palabraAll Rights Reserved