Ella no sabia qué pensar... Era ridículo. Simplemente se negaba a creer en las casualidades o algo como el destino. Pero más de un suceso la hará dudar. - ¿Tu otra vez? -pregunté, mas para mi misma que para él. Soltó una pequeña risa sarcástica. - ¿Cuánto tiempo más piensas seguirme? -dijo, como si fuera lo más evidente y fue mi turno de reír sarcásticamente. - ¿Disculpa? ¡Tu eres el que siempre esta en todos lados! -mi tono creciendo un poco, indignada. Sentia las miradas del pasillo encima de mi y cuando mire a mi alrededor, me di cuenta de que varias personas nos observaban como si tuviéramos un tercer ojo. Di un paso hacia él. - ¿porque nos miran asi? -susurre, frunciendo el ceño. - A parte de que somos de las pocas personas que hablamos Coreano en toda esta Universidad... -se inclinó para decirme algo en forma de secreto - estabas gritando -susurró en mi oido, colocando su mano de modo que nadie oyera. Entonces reí y cuando él se unió a mi risa, su sonrisa lo cambio todo.