-Connor, tú padre te ha dejado en herencia el club de Broadway, tendrás que mudarte a la zona y regentarlo a partir de ahora.
El club de Broadway... El club más reconocido de toda la Costa Este ahora era suyo. Él era el mayor de los tres hermanos de la familia Mc'Allister, un magnate como nunca se había visto, despiadado, frío y calculador; podría con la regencia del establecimiento, es más, lo haría mucho mejor que su padre.
Pero, ¿como reaccionaría a la siguiente oración que salió de los labios de su abogado?:
-La única condición es que vayas a la universidad de ADE.
Básicamente el joven de 19 años escupió su Martini sobre la alfombra persa sobre la que descansaban sus "majestuosos" pies.
Y así comenzo todo... Bueno, no todo, pero no todas la historias tienen un comienzo y un final claro, y menos esta, en la que dos jovenes de universos completamente diferentes se ven envueltos en una romántica y enfermiza burbuja de fuegos artificiales.