—¿Qué objetivo tiene la vida si uno no puede escapar del trágico final que es la muerte? Dicen que las personas se alimentan de sus sueños para vivir…pero, ¿si existiera una persona que nunca tuvo un sueño? ¿Qué sucedería? ¿Esa persona se consideraría un error? —comencé a temblar por sus palabras. —¿Cómo son los sueños? ¿Es verdad que te impulsan a seguir adelante? He oído que cuando la gente se derrumba, sus sueños los incitan a continuar. Pero yo me he derrumbado, y no tengo sueños en los cuales creer…¿acaso mi vida forma parte de estas ilusiones? —nuestras miradas seguían cruzadas, diciendo demasiadas cosas por sí solas. —Lo he intentado, y no hay nada que me ayude a salir de mi monótono dolor. Soy sólo un muerto en vida…sin ambiciones, sin metas, si nada. —una nueva lágrima caía por su mejilla. Sentí una gran opresión en el pecho, y un nudo se formó en mi garganta.
—Podría enseñarte a soñar. —dije impulsivamente, con vos temblorosa.