Harry había dedicado toda su vida a servirle a su manada. Era el único hijo del líder, después de todo. Sin embargo, no era un trabajo sencillo manejar la red de prostitución de omegas y comercio de drogas ilícitas más importante de Inglaterra. El lobo jamás imaginó que se encapricharía de un omega adolescente llamado Louis, que no solo parecía tener un extraño lazo con él, también formaba parte de la manada enemiga. La bestia se había conseguido un pequeño cachorro. La maldición no perdona. "Ellos tenían un amor eterno y ese tipo de amor siempre es el más breve"