Estamos al filo del abismo y no conseguimos saltar, no sabemos que nos espera abajo. Y al final salto, de tu mano, y siento la fuerza de la gravedad, que me entapona los oídos y me corta la respiración. Seguimos cayendo, cayendo, cayendo. Y pasamos por sitios, por pequeños obstáculos, por reflexiones y pérdidas en un lugar desconocido en el que poco a poco nos vamos aventurando. En esta caída empieza todo. Y mientras caigo, caigo, caigo; escribo palabras, palabras al abismo.