«Aquel día cambio la vida de mucha gente, las vidas de todos nosotros. Nos desvió, pero... De alguna manera también nos dio impulso. Como un tsunami, como... Somos como réplicas de un terremoto. Cada uno de nosotros vibra, se mueve impulsado... impulsado por una fuerza mayor. Y también nosotros hacemos que otras cosas se muevan, que cambien. Que otros se estremezcan.»
El Día de la Caída, el día en que un país entero sucumbió ante los muertos vivientes, ese día quedará marcado en el calendario de la humanidad como una de las mayores catástrofes de la historia. Millones de personas muertas, desmembradas, devoradas vivas. Y ellos, Martín, Edgar, Rubén, Tamara, Nick, Alberto... son solo nombres, pero son nombres de supervivientes, de jugadores, de individuos que, por un motivo o por otro, se salvaron. Y serán ellos los que tengan que colaborar para sobrevivir en el caos, para salvar al mundo de la destrucción que quiere desatar un poderos grupo de individuos.
La raza humana contiene el aliento cuando la perversa partida comienza y una sangrienta alfombra se extiende por el terreno de juego.