Anaís Bailey terminó accidentada tras un fatídico día, y no era un buen momento para aquello, pues estaba varada en medio de la deriva con el gran y frondoso bosque a un lado, pero lo peor de todo no era eso, sino que ya había anochecido y era temporada de apareamiento entre los lobos, por lo que ellos estarían merodeando por los alrededores. Cuando Anaís encontró su salvación, un gran lobo de pelaje tan oscuro como la noche apareció delante de ella. No supo nada más luego de verlo acercarse, pues terminó sumiéndose en la oscuridad.