Noah Cheryba, un adolescente residente en la ciudad de Seattle, despierta la madrugada del segundo aniversario de la muerte por suicido de la chica que le gustaba, Mayda Gimpel, a causa de un sueño relacionado con ella. Resulta que ese momento es el inicio de una realidad completamente nueva, ya que el protagonista se dirige al lugar en el cual se produjo aquel triste acontecimiento, el puente flotante Evergreen Point de Seattle, y está a punto de cometer el mismo error que Mayda. Sin embargo, justo antes de lanzarse al agua del lago Washington alguien le detiene, clavándole un cristal en la nuca. Dos días después, el joven despierta en una habitación desconocida y se encuentra a la persona que sospecha que le ha secuestrado: Kyle, un chico de la misma edad que Noah. El primero y otras dos personas le cuentan a Noah que están ubicados en una sede gigante a kilómetros bajo tierra de la superficie de Seattle porque hay una comunidad de personas llamada Guardianes de Recuerdos que tienen la misión de manipular, revisar, insertar y almacenar los recuerdos de los humanos. Absolutamente todas las personas disponen de un Guardián o una Guardiana que se encarga de sus recuerdos y se refiere a esa persona como hermano o hermana, ya que comparten un vínculo. Por tanto, Kyle y Noah son hermanos. Desde entonces, Noah tiene que lidiar con la nueva realidad en la que está metido, viviendo entre Guardianes y recuerdos de todo tipo, sin poder olvidar a Mayda permanentemente y con el deseo de volver a verla. Todo lo que él creía que fue su vida en una ocasión ahora solo son flashbacks.