Un partido era el que definiría mi vida. Era el que decidiría si comenzaría a convertirme en un triunfador o seria un total fracaso. Era el campeonato, el balón era mio y la portería estaba libre. Solo tenia que meter gol y todo estaría bien. Me ganaría el aprecio de todos, pero mas importante, el de mi padre. Pero, un pequeño suceso durante el juego cambio todo. Un chico llamado Neil Holander me beso frente a todos, y solo eso basto para poner mi vida de cabeza