Elio cae en una profunda tristeza tras enterarse del compromiso de Oliver. Para desahogarse, usa papel y bolígrafo con la intención de explicarle como se siente, pero una vez terminadas simplemente las guarda en su cajón, pues no tiene el suficiente valor como para mandarlas a su destinatario. En una de las visitas a su amigo, Marzia encuentra dichas cartas y decide que es hora de que Oliver se haga responsable de las consecuencias.