Solo pasa en Vanderbilt

-¡KENNEDY, MALDITO INFELIZ! ¡MI NOMBRE ES KENNEDY! ¡NO KEN, NO KENNY! ¡KENNEDY! ¡K-E-N-N-E-D-Y! ¿ENTENDISTE? - el chico me miraba desde encima del casillero donde lo tenía agarrado del cuello, detrás de nosotros había una barrera de chicos uniformados seguramente el equipo de fútbol americano, todos en posición de "ataque" pero ninguno se movía o mejor aún, ninguno se atrevía a enfrentar lo que tenían enfrente, o sea yo- ¿Qué pasa? ¿No quieren que le rompa la cara a su querido mariscal? Entonces sean hombres y vengan por él - Sonreí al decirlo, ya que nadie lo hizo- bien, creo que hoy no es tu día - lo miré - que desperdicio de cara bonita - lo solté para que cayera al piso y lo jalonee para que se levantara, estaba por darle mi "tiro de gracia" cuando...

-¡Freeman! - oh, genial - deje al joven Johnson y acompáñeme a la oficina del director - la mujer no se veía nada contenta, pero poco me importaba.
Lo único que hice fue rodar los ojos y seguir a la tipa esta, no sin antes voltear la mirada hacia donde estaba el tal Johnson y hacerle una seña con mis dedos y mis ojos en señal de que se cuidara la espalda.

Y aquí voy, al parecer la promesa que le hice a mi padre no la llevo tan bien que digamos, pero ¡Hey! no es mi culpa que todos quieran reírse de mi nombre, solo mis padres pueden ponerme apodos estúpidos, genial.

La oficina del director, es mi primer día y ya estoy en estas cuatro paredes, pero es normal, bueno eso creo, igual y es algo que solo pasa en Vanderbilt.

Publicada en Octubre de 2018

|La narración puede contener errores que serán corregidos|
|Todos los derechos reservados|
|Prohibida su copia o adaptación sin mi consentimiento|