Kanon forcejeó dentro de sí mismo, aferrándose a su cordura huidiza, la poca que lo había seguido hasta la inconsciencia. Este día, esta noche, Saga no había sido amable. Verdaderamente, nunca lo era. Pero el premio a ser lo más hilarante y gracioso, sin duda, se lo llevarían las acciones de su gemelo a continuación: Saga pretendería disculparse, curar sus heridas e intentar, de alguna manera, remediarlo.