Imagínate, en mitad de una carretera, tirada y viendo como pausadamente la vida de tu madre está a punto de acabar, pero no, eso no es lo peor. Imagínate que el espectro de la sombra que alguna vez pudo ser la de tu madre te persiguiera, hasta en el cuarto de baño, diciéndote que debes y no hacer a todas horas, incluso aconsejándote desde el cristal de la ventana de tu cuarto que debes besar a ese chico que tanto te gusta. Espantoso ¿verdad?, no hay nada mejor que los consejos de tu madre atrapados eternamente en un espejo.