Mi nombre es Sakura (flor de cerezo en japones), la cuestión es que no soy japonesa, soy coreana. Se le ocurrió a mi hermano cuando le preguntaron que nombre le gustaría ponerme. Es lo que pasa al dejarle escojer a un niño de tres años. Suerte que el rosa es mi color favorito.
Quizas mi hermano, Namjoon, es a lo que mas amo en el mundo. Incluso cuando me dejo abandonada durante un año (vale, lo de dejar abandonada puede ser algo dramático) para irse a estudiar a Estados Unidos junto a su mejor amigo SeokJin.
Oh, sí, SeokJin.
Él es el prototipo de chico perfecto. El tipo de hombre que tiene cientos de chicas besando el suelo por donde pisa. El sueño de toda suegra. Atractivo, de buena familia, educado, listo, equilibrado, sensato, amable, responsable,... Y podría continuar, pero no pienso segir adulando al ser más adulado del mundo.
Sinceramente, no se como acabó siendo amigo de mi hermano. Él, Kim NamJoon, que rompe todo lo que toca, el dios de la destrucción.
Y yo me encuentro en medio de estos dos titanes, estos dos polos opuestos. Arrastrada por los planes de mi hermano, que ha vuelto a Corea por vacaciones con el objetivo de pasar el mejor verano de nuestras vidas.