No es fácil soltar un recuerdo, una sensación, un amor, UNA PERSONA, porque tratas de mutilar tu mismo corazón, porque esa persona se incrustó sin limitaciones a un espacio, y poco a poco se adueñaba de todo. Soltar era renunciar a una vida. Era morir eternamente en agonía, era estar en el fondo de un barranco sin poder gritar o escalar para escapar. Pero no todo está perdido. Porque siempre habrá una esperanza, una nueva historia, una nueva página y más tinta para seguir escribiendo. Siempre habrá UNA PERSONA que te amará realmente, nunca subestimes al tiempo, tiene algo o alguien grandioso esperándote.