- ¿Cielo, por qué has vuelto tan pronto a casa? - Me dolía el corazón, mamá. *** Ame siempre fue un niño alegre y decidido, lleno de energía y optimismo para poder realizar sus sueños. Pero, des de la corta edad de ocho años supo que la buena suerte nunca estaría de su parte. El primer obstáculo que se le presentó fue la pobreza en la que sus padres se encontraban cuando nació, un hecho no tan terrible de no ser por los que le sucedieron. El segundo problema que tuvo que enfrentar apenas tardó unos pocos años en llegar. Sus hermanos menores. No porque no los quisiera, todo lo contrario, llenaban sus días de risas y felicidad. Pero ser el mayor de trece hermanos en una familia que ni siquiera llegaba a fin de mes no ponía la suerte de su lado. Aún así él estaba dispuesto a luchar por su preciado futuro. La tercera barrera se la dijeron a los ocho años cuando llegaron los resultados de su género. Al igual que su madre, era un omega. Ese día lloró en silencio hasta quedarse dormido. Pero su mala suerte no acabó allí. Cuando tenía trece años unos cobradores para nada amigables llamaron a su puerta pidiendo una exagerada suma de dinero. En ese momento decidió abandonar sus estudios para trabajar todas las horas posibles. Y los años fueron pasando hasta que con diecinueve años, Ame se encontró con su peor obstáculo. Dos simples rayitas en un test de embarazo habían acabado de echar todos sus sueños por el suelo. Si es que aún quedaba alguno en pie.