Nadie entendió lo poderosa que era la mente, ella quiso entender, es un largo camino poder controlar tus emociones.
Amelia, ella solo quería tener una relación normal, pero, ya nada es normal.
Hunter, el la quería, el quería muchas cosas, no le importo el precio que tuvo que pagar para conseguirlo todo.
La víctima, nunca fue Amelia, nunca fue Hunter.
Ella tiene que aprender que nunca va a controlar las cosas, aveces solo te debe pasar algo malo, quizás un enredo no sea malo, cada vez que controló algo, perdió una parte humana. La vida ya no se sentía en sus palabras, llego a pensar que solo era un objeto sin vida, pero, después de tanto... Ya nadie espera amor en su sistema.
¿Que tan egoísta es querer que te amen?
¿Que tan enfermo es desear?
¿Que tan inconsciente es juzgar?
¿Que tan dañino es ocultar?
¿Puede una chica romántica y delicada enamorarse de alguien tan ruda como Lynn Loud? Issabella Abrams era esa chica: amante del color rosa, del maquillaje, la poesía, y de las historias de amor. Todo lo contrario a Lynn Loud, quien prefería la acción, los deportes y no se preocupaba demasiado por lo sentimental.
A pesar de sus diferencias, había algo en Lynn que atraía a Issabella. Tal vez era su valentía o su determinación, o quizás el hecho de que Lynn no temía ser exactamente quien era. Mientras que Lynn también sentía cierto interés en Issabella, no entendía como no podía tentarse en ganar y ser la número uno, veía que ella era como una suave brisa que acariciaba el rostro hasta de quien no merecía con dulzura, dulzura que raramente a Lynn le encantaba.