Nadie entendió lo poderosa que era la mente, ella quiso entender, es un largo camino poder controlar tus emociones.
Amelia, ella solo quería tener una relación normal, pero, ya nada es normal.
Hunter, el la quería, el quería muchas cosas, no le importo el precio que tuvo que pagar para conseguirlo todo.
La víctima, nunca fue Amelia, nunca fue Hunter.
Ella tiene que aprender que nunca va a controlar las cosas, aveces solo te debe pasar algo malo, quizás un enredo no sea malo, cada vez que controló algo, perdió una parte humana. La vida ya no se sentía en sus palabras, llego a pensar que solo era un objeto sin vida, pero, después de tanto... Ya nadie espera amor en su sistema.
¿Que tan egoísta es querer que te amen?
¿Que tan enfermo es desear?
¿Que tan inconsciente es juzgar?
¿Que tan dañino es ocultar?
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.