¿En qué instante una amistad inocente se transforma en una atracción irresistible? ¿Qué palabras o qué hechos son necesarios para que todas las barreras que erigimos con cautela salten por los aires dejándonos sin defensa? Me había hecho a mí misma la firme promesa de no enamorarme jamás de una mujer heterosexual y, sin embargo, había sucedido. ¡Era tan difícil resistirse al encanto de Mina! "¿Cómo podíamos estar tan cerca la una de la otra, en una casita perdida en la montaña, y a la vez tan monstruosamente separadas? No conseguía dejar de pensar en ello: Mina dormía a escasos cinco metros de mí, Bam Bam se había ido... y sin embargo me faltaba el valor para tomar la iniciativa." "La espalda de Mina era esbelta y aristocrática, su cintura tan breve que hubiera podido abarcarla con la mitad de mi brazo. Sus caderas, amplias y femeninas, me hacían temer perder el control. ¡Hubiera sido tan fácil bajar un poco más, asir sus nalgas, extender por allí la crema fingiendo indiferencia y simple amistad! O besar sus hombros, tan cerca de mis labios que podía aspirar su aroma, imaginar su sabor, anhelar su contacto..." "... cada vez que Mina se iba me parecía que una parte de mí, la mejor, se desgajaba de mi cuerpo y se marchaba con ella, y entonces yo me quedaba partida en dos y con mi vida suspendida hasta que se producía el siguiente encuentro".