Hermoso como jamás me lo creí;
Peligroso, justo como jugar con un arma cargada, sabiendo que tarde o temprano esta te disparará y acabarás muerto.
Aún recuerdo a aquel muchacho de sonrisa sádica, ojos hazel y su particular y enmarañado cabello rubio... aquel que consiguió volverme loca. Él lucía como un ángel en cuanto dormía a mi lado aquellas largas noches, conmigo ese chico era el mejor, protegiendome con sus fuertes brazos cubiertos de tatuajes que ni él mismo podía comprender. Aquella voz que podía ordenar cualquier cosa y yo obedecería como si se tratara de mi amo.
Pero, en cuanto abrí mis ojos, me di cuenta que estaba en peligro... pero como dicen: «Quién ama el peligro, en él perece.» y yo amaba a Ashton, lo amaba como si se tratara de la mejor cosa que ocurrió en mi vida. Alejarme de él era como una completa idiotez, cada pequeña cosa me recordaba diminutamente a él y su extraña manera de ver las cosas que pasaban a nuestro alrededor. Todo era como un cegador flash y seguido de eso, un déjà vu. Aquel déjà vu que me conducía a todos esos increíbles que pasé a su lado. Me gustaba sentir el peligro, me gustaba desafiar las leyes, disfrutaba rompiendo las reglas para demostrarle al mundo que no soy una aburrida. Estar con él era como balancearse de un candelabro, inestable. Él era oscuro, y «El peligro es un gran remedio para el aburrimiento».
He encontrado tantas cosas que creía perdidas junto con Irwin, pero también he perdido muchas cosas que amé, e incluso, a personas importantes. A él no le importaba un demonio nada, pero yo sí, él era un psicópata y haría lo que fuera que estuviese en sus manos para complacerme y no perderme jamás.
Después de todo esto, aún continúo preguntándome: ¿Cómo es posible que el diablo me haya arrastrado a los brazos de alguien que luce como un ángel cuando sonríe?
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