La depresión se apodera de mí silenciosamente y gradualmente. Primero son pequeñas cosas, las cuales decido ignorar, me digo que es un dolor de cabeza, que pronto pasara. Pero no lo es, así que utilizas una máscara ante la sociedad, porque es lo que tienes que hacer. El inconveniente es que el problema no desaparece. Me esfuerzo por actuar más, no solo por mi hermana, sino para que nadie se dé cuenta de los problemas que estamos pasando, lo que en realidad estoy sufriendo.