Querido diario:
Hoy fue el dia, hoy fue su funeral.
El estaba ahí, debil, sin color, sin vida encereado en esa caja de madera, en su ataud.
Se veía tan tranquilo, relajado, en paz, y esta vez no se veía que estaba sufriendo, no se veía roto, no se veía cansado, se veía como nunca lo había visto con vida.
Por una parte me siento feliz por el, me alegro de que al fin alla descansado, halla encontrado la paz, pero por otro lado el ya no esta aqui con migo, motivandome, animandome, diciendome que siga adelante, que soy fuerte, que el siempre me apoyaría.
El me enseño a ser fuerte, pero nunca me dijo como serlo sin el aquí a mi lado.
Hoy fui al funeral de mi hermano y al verlo creo que puedo entender porque el decidio irse, creo que entiendo porque se suicido.
La íronia en todo esto es que el me hizo jurarle que nunca me suicidaria, que nunca me rindiera y eso fue exacta mente lo que el hizo.
Esa es una promesa que pienso mantener aunque el ya no este aqui.