Desde pequeños, papá nos inculcó odiar a nuestros vecinos del frente. Y se me hacía fácil. Nuestras empresas se odiaban Al igual que nuestras familias y amigos. Apuesto a que hasta nuestras mascotas lo hacían. Hasta que llego ella. En algún momento todas son chicas buenas esperando hacer corrompidas por algún chico malo, ella no iba hacer la excepción. Y yo lo iba a demostrar. No permitire ni adaptaciones ni copias. Esta historia es mía.
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