Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. El deseo le da paso al pecado y eso convierte a la persona que cayo ante el en pecadora, pero ¿Díganme que persona en este mundo no ha pecado? Aquí nadie es santo de devoción. Yo cometí errores como todos, tal vez muchos mas de lo que hubiera querido y gracias a eso me cabe yo misma mi propia tumba. Me quebré en el intento de vivir mi vida. Nadie es perfecto pero los que nos diferencia los unos de los otros son nuestros limites y mi error fue que los limites de la mayoría apenas eran mi comienzo.All Rights Reserved